Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1648
Legislatura: 1898-1899 (Cortes de 1898 a 1899)
Sesión: 21 de junio de 1898
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 50, 1576
Tema: Política internacional de España

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Respecto a la primera parte del pequeño discurso pronunciado por el Sr. Labra, sólo diré que, en efecto, una ley de enjuiciamiento criminal, dentro de la cual caben los casos, verdaderamente extraordinarios, que ha citado S. S., merece inmediata y urgente reforma. Dará cuenta, por mi parte, al Sr. Ministro de Gracia y Justicia, de las observaciones de S. S., y espero que él entenderá, como yo, la necesidad de esa reforma, para presentarla a las Cortes lo antes que sea posible.

La segunda parte del discurso de S. S. se refiere al anuncio de una interpelación sobre asuntos internacionales, sobre la política internacional de España.

Nada habría más grato para mí, que contestar a S. S. aceptando la interpelación para hoy, para mañana, para el día que S. S. guste; pero S. S. acaba de anunciar esa interpelación; el Sr. Junoy me tiene anunciada otra sobre política interior, el Sr. Salmerón otra sobre política de la guerra, y todavía no se ha concluido la interpelación sobre los sucesos de Filipinas. Son cuatro interpelaciones, verdaderamente importantes, y dadas las malas costumbres parlamentarias de nuestro país, darían lugar a debates que durarían por lo menos doce o catorce días, y yo no sé, francamente, si habrá tiempo para un debate tan largo porque por mucho que duren las Cortes, no pueden durar más que hasta los primeros días de Julio, por el calor, por las ocupaciones de los Sres. Diputados, por la costumbre parlamentaria que hay en nuestro país, de acabar las sesiones de las Cortes en esta época.

¿Es que queremos invertir todo el tiempo que las Cortes han de estar abiertas, en estas interpelaciones? Pues entonces, que se despidan aquellos Diputados electos que tienen las actas dictaminadas sobre la mesa.

Yo me acabo de enterar que hay nada menos que siete dictámenes de actas sobre la mesa. ¿Es que no se van a discutir? Y no solamente hay esos siete dictámenes presentados, sino que están para presentarse otros siete u ocho. ¿Hay razón para tener a esos Diputados electos con las actas en su poder, sin poder tomar participación en los debates parlamentarios, dejando huérfano de representación al distrito que los eligió? Yo hago juez al Sr. Labra porque si S. S. se encontrara en el caso de estos Diputados electos, pondría el grito en el cielo, y haría bien; pues no hay razón para privar a un Diputado electo del derecho de sentarse aquí, si su acta fuera aprobada, y hay mucho menos razón para privar a esos Diputados de una legislatura que al fin y al cabo da cierto derecho, que se les quita si no se aprueban esas actas.

Por estas consideraciones, yo no puedo impedir que S. S. y los demás Diputados que tienen anunciada interpelación, hagan uso de su derecho; espero que lo hagan; pero yo no me quiero hacer cómplice de una cosa que considero verdaderamente injusta, y por consiguiente estoy dispuesto a no aceptar debate ninguno, mientras haya dictámenes de actas pendientes de discusión. No tengo más que decir.



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